Aunque el concepto pertenece a la ciencia ficción, concretamente al universo Star trek, la posibilidad de realizar “viajes espaciales a velocidad Warp” a menudo es evaluada seriamente por los físicos. El incentivo para hacerlo es enorme: si de alguna manera lográsemos eludir la imposibilidad física que implica superar la velocidad de la luz, nuestros descendientes podrían recorrer la Galaxia en unas pocas generaciones. Sin embargo, algunas ecuaciones prevén terribles consecuencias si lo intentamos.
Cualquier imposibilidad es relativa. Cuando uno ve “cosas imposibles” en una buena película de ciencia ficción (de la dura, como se le dice), en realidad está observando acontecimientos que son imposibles en un determinado momento. Tenemos que separar lo que es físicamente imposible de lo que es sólo un problema de ingeniería terriblemente difícil de resolver. Por ejemplo, Michio Kaku, el autor del libro “Física de lo imposible”, confeccionó una lista de los artefactos que había visto en las películas de ciencia ficción y se preguntó: ¿Cuándo podrán ser factibles estas tecnologías? Para su sorpresa, descubrió que más del 90% de lo que se ve en el cine o la TV es físicamente posible, aunque extremadamente difícil de conseguir. Dentro de esta categoría caen los “viajes espaciales a velocidad Warp”, en la que los viajeros se desplazan a velocidades superiores a la de la luz.
Los viajes a velocidad warp utilizados por la Enterprise para recorrer el universo en tiempos “razonables para la escala humana” podrían, en principio, ser posibles. Pero de acuerdo con los cálculos efectuados por Stefano Finazzi y su grupo de científicos italianos de la Escuela Internacional para Estudios Avanzados, la puesta en marcha de un “motor Warp” podría crear un agujero negro capaz de incinerar a los pasajeros, a la nave estelar, a la Tierra misma y hasta a la pelada del mismísimo Jean-Luc Picard. “Los viajes Warp son hoy por hoy la mejor alternativa para conseguir viajar a velocidades mayores que la de la luz”, dice Stefano Finazzi, pero agrega: “Lamentablemente, la velocidad Warp no solo es muy difícil de conseguir, sino que su uso puede ser imposible”.
Si nos aferramos a los preceptos de la física conocida, nada puede moverse más rápido que la velocidad de la luz. La teoría de la relatividad de Einstein lo prohíbe expresamente. Cualquier objeto cuya velocidad aumenta ve su masa incrementada de manera exponencial cuando se acerca a la velocidad de la luz, requiriendo aumentos -también exponenciales- de la potencia necesaria para seguir acelerándolo. Sin embargo, existen dos importantes atajos que podrían emplearse para superar las limitaciones impuestas por nuestras actuales teorías. El primero de ellos tiene que ver con los agujeros negros, que muchos consideran una especie de “puente” capaz de comunicar dos regiones diferentes del espacio. Si una nave espacial lograse cruzar (de una sola pieza) ese puente, se habría desplazado a una velocidad menor que la de la luz, pero aún así llegaría a su destino antes de que un rayo de luz consiguiera viajar esa misma distancia.
El segundo atajo es la “velocidad Warp”. Y, por extraño que parezca, es la que tiene mayores probabilidades de ser funcionar (más si tenemos en cuenta lo que sucede dentro de los agujeros negros). Sabemos que una nave no puede moverse por el espacio más rápido que la velocidad de la luz, pero parece que si contamos con la suficiente cantidad de energía podemos hacer que el espacio mismo se mueva más rápido que la luz. El “efecto Warp Alcubierre”, cuya teoría desarrolló el físico mexicano Michael Alcubierre en los años 90, podría emplearse para crear una “burbuja de energía” detrás de la nave a mover y un “vacío de energía” delante de ella. Esto tendría, salvando las distancias, el mismo efecto que tiene una ola sobre la tabla de un surfista. Dentro de la porción del espacio que se encuentra entre ambas burbujas se puede viajar más rápido que en el espacio que lo rodea, y podría utilizarse para acelerar una nave a velocidades superlumínicas.
Finazzi y sus colegas italianos han realizado una gran cantidad de cálculos para determinar cómo podría crearse una burbuja de estas características utilizando una cantidad enorme de “materia exótica” o energía oscura. Han llegado a la conclusión de que “sería necesaria una tremenda cantidad de energía para crear la burbuja, y luego sucesivas e incrementales cantidades para confinar la enorme cantidad de energía oscura que envía hacia atrás.” Tarde o temprano, la energía disponible en el “motor Warp” se acabaría, destrozando la burbuja y creando una serie de eventos catastróficos. Por ejemplo, dentro de la región del espacio en la que se encontraría la burbuja, la temperatura se elevaría más de 10 elevado a la 32 grados Kelvin (o unos 100,000,000,000,000,000,000,000,000,000,000 grados Celsius), que destruiría cualquier cosa que hubiese cerca, pasajeros y nave incluidos.
“Sabemos que la velocidad warp se desestabilizaría”, dice Finazzi. “Aún no sabemos si acabaría explotando, o si colapsaría en un agujero negro.” Sea cual fuese el resultado final, si la nave se encontraba acelerando en las inmediaciones de nuestro planeta, podría achicharrarnos en medio de una pequeña supernova, o bien destruirnos en el interior del agujero negro recién creado. Como puede verse, las perspectivas para el “viaje Warp” parecen bastante deprimentes. Deberemos esperar a que una buena película de ciencia ficción les de nuevas ideas a los científicos.
Cualquier imposibilidad es relativa. Cuando uno ve “cosas imposibles” en una buena película de ciencia ficción (de la dura, como se le dice), en realidad está observando acontecimientos que son imposibles en un determinado momento. Tenemos que separar lo que es físicamente imposible de lo que es sólo un problema de ingeniería terriblemente difícil de resolver. Por ejemplo, Michio Kaku, el autor del libro “Física de lo imposible”, confeccionó una lista de los artefactos que había visto en las películas de ciencia ficción y se preguntó: ¿Cuándo podrán ser factibles estas tecnologías? Para su sorpresa, descubrió que más del 90% de lo que se ve en el cine o la TV es físicamente posible, aunque extremadamente difícil de conseguir. Dentro de esta categoría caen los “viajes espaciales a velocidad Warp”, en la que los viajeros se desplazan a velocidades superiores a la de la luz.
Los viajes a velocidad warp utilizados por la Enterprise para recorrer el universo en tiempos “razonables para la escala humana” podrían, en principio, ser posibles. Pero de acuerdo con los cálculos efectuados por Stefano Finazzi y su grupo de científicos italianos de la Escuela Internacional para Estudios Avanzados, la puesta en marcha de un “motor Warp” podría crear un agujero negro capaz de incinerar a los pasajeros, a la nave estelar, a la Tierra misma y hasta a la pelada del mismísimo Jean-Luc Picard. “Los viajes Warp son hoy por hoy la mejor alternativa para conseguir viajar a velocidades mayores que la de la luz”, dice Stefano Finazzi, pero agrega: “Lamentablemente, la velocidad Warp no solo es muy difícil de conseguir, sino que su uso puede ser imposible”.
Si nos aferramos a los preceptos de la física conocida, nada puede moverse más rápido que la velocidad de la luz. La teoría de la relatividad de Einstein lo prohíbe expresamente. Cualquier objeto cuya velocidad aumenta ve su masa incrementada de manera exponencial cuando se acerca a la velocidad de la luz, requiriendo aumentos -también exponenciales- de la potencia necesaria para seguir acelerándolo. Sin embargo, existen dos importantes atajos que podrían emplearse para superar las limitaciones impuestas por nuestras actuales teorías. El primero de ellos tiene que ver con los agujeros negros, que muchos consideran una especie de “puente” capaz de comunicar dos regiones diferentes del espacio. Si una nave espacial lograse cruzar (de una sola pieza) ese puente, se habría desplazado a una velocidad menor que la de la luz, pero aún así llegaría a su destino antes de que un rayo de luz consiguiera viajar esa misma distancia.
El segundo atajo es la “velocidad Warp”. Y, por extraño que parezca, es la que tiene mayores probabilidades de ser funcionar (más si tenemos en cuenta lo que sucede dentro de los agujeros negros). Sabemos que una nave no puede moverse por el espacio más rápido que la velocidad de la luz, pero parece que si contamos con la suficiente cantidad de energía podemos hacer que el espacio mismo se mueva más rápido que la luz. El “efecto Warp Alcubierre”, cuya teoría desarrolló el físico mexicano Michael Alcubierre en los años 90, podría emplearse para crear una “burbuja de energía” detrás de la nave a mover y un “vacío de energía” delante de ella. Esto tendría, salvando las distancias, el mismo efecto que tiene una ola sobre la tabla de un surfista. Dentro de la porción del espacio que se encuentra entre ambas burbujas se puede viajar más rápido que en el espacio que lo rodea, y podría utilizarse para acelerar una nave a velocidades superlumínicas.
Finazzi y sus colegas italianos han realizado una gran cantidad de cálculos para determinar cómo podría crearse una burbuja de estas características utilizando una cantidad enorme de “materia exótica” o energía oscura. Han llegado a la conclusión de que “sería necesaria una tremenda cantidad de energía para crear la burbuja, y luego sucesivas e incrementales cantidades para confinar la enorme cantidad de energía oscura que envía hacia atrás.” Tarde o temprano, la energía disponible en el “motor Warp” se acabaría, destrozando la burbuja y creando una serie de eventos catastróficos. Por ejemplo, dentro de la región del espacio en la que se encontraría la burbuja, la temperatura se elevaría más de 10 elevado a la 32 grados Kelvin (o unos 100,000,000,000,000,000,000,000,000,000,000 grados Celsius), que destruiría cualquier cosa que hubiese cerca, pasajeros y nave incluidos.
“Sabemos que la velocidad warp se desestabilizaría”, dice Finazzi. “Aún no sabemos si acabaría explotando, o si colapsaría en un agujero negro.” Sea cual fuese el resultado final, si la nave se encontraba acelerando en las inmediaciones de nuestro planeta, podría achicharrarnos en medio de una pequeña supernova, o bien destruirnos en el interior del agujero negro recién creado. Como puede verse, las perspectivas para el “viaje Warp” parecen bastante deprimentes. Deberemos esperar a que una buena película de ciencia ficción les de nuevas ideas a los científicos.
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