Hay una gran diferencia entre ser un judío y un practicante del judaismo: la madre del primero era judía. Dicha característica genera una impronta genética que permite determinar si un individuo es judío o no. El análisis genético además permite determinar la diáspora de origen de un judío. Así lo concluyen dos estudios científicos publicados en Nature (Behar et al.) y en The American Journal of Human Genetics (Atzmon et al.) que aportan nuevos datos respecto a estudios previos, no concluyentes, basados en análisis del cromosoma Y y del ADN mitocondrial. Los nuevos estudios utilizan micromatrices de ADN (DNA microarrays) que permiten analizar múltiples polimofirmos de un sólo nucleótido. Atzmon et al. han comparado el ADN de 237 judíos de las tres principales diásporas, la asquenazí, la sefardí y la mizrají, con 2800 no judíos, y Behar et al. han comparado 121 judios con 1166 no judíos. La conclusión de estos estudios es clara: dado un ADN anónimo es posible saber si se trata del ADN de un descendiente de judíos y determinar la diáspora de la que partió. Nos lo cuenta Michael Balter, “Human Genetics: Who Are the Jews? Genetic Studies Spark Identity Debate,” News of the Week, Science 328: 1342, 11 June 2010, haciéndose eco de los artículos técnicos de Doron M. Behar et al., “The genome-wide structure of the Jewish people,” Nature, AOP, Published online 09 June 2010, y de Gil Atzmon et al., “Abraham’s Children in the Genome Era: Major Jewish Diaspora Populations Comprise Distinct Genetic Clusters with Shared Middle Eastern Ancestry,” The American Journal of Human Genetics 86: 850-859, 11 June 2010.
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