lunes, 25 de julio de 2011

Los límites del cerebro: por qué no podemos ser más inteligentes



¿Tiene nuestro cerebro un límite físico? Millones de años de evolución han refinado tanto los procesos y conexiones neuronales que, en opinión de algunos expertos, resultan difícilmente mejorables. En un artículo publicado en Scientific American, el periodista Douglas Fox se plantea cuáles serían los principales problemas si abordáramos la mejora de nuestra inteligencia desde el punto de vista de la física y la ingeniería.

Las leyes de la termodinámica no hacen excepciones, tampoco con nuestro cerebro. Éste es el punto de partida para los científicos consultados por Douglas Fox para su artículo en la revista Scientific American, en el que se plantea si estamos cerca de "los límites de la inteligencia". ¿Podríamos tener un cerebro más grande, rápido y eficiente? Una aproximación intuitiva nos lleva a pensar que necesitamos más neuronas, más conexiones y, por tanto un mayor tamaño. Lo que nos muestran la experiencia y los estudios sobre la materia es que un cerebro más grande no equivale necesariamente a más inteligencia. El cerebro de una vaca, por ejemplo, es considerablemente más grande que el de un ratón y las diferencias no son proporcionales.

Para medir la relación entre el encéfalo y la masa corporal, los científicos utilizan el denominado "cociente de encefalización". Partiendo de esta base, un cerebro más grande proporciona ventajas cognitivas siempre y cuando tengamos en cuenta su relación con el tamaño del cuerpo, y el ser humano está en la parte alta de la pirámide. Pero esto no significa que aumentar indefinidamente el tamaño proporcione ventajas sin límite, puesto que nos encontramos con otras barreras, como el consumo energético o el tamaño y distancia entre las conexiones.

A medida que el cerebro aumenta, por ejemplo, se producen una serie de cambios sutiles en la propia estructura del cerebro. Las neuronas aumentan de tamaño y pueden conectarse con más compañeras. Pero este crecimiento aumenta a su vez la distancia entre neuronas, lo que significa que las conexiones deben ser más largas y la señal tarda más tiempo en viajar de un lugar a otro. ¿Cómo hacer que la señal viaje más rápido entre neuronas? La única contrapartida es aumentar el grosor de las conexiones, pero en este caso multiplica el consumo de energía, con lo que el sistema vuelve a hacerse ineficiente. Por otro lado, cuando aumenta el tejido cortical, la materia blanca - los axones- crece muchísimo más que la materia gris - que contiene el núcleo de las neuronas -, de modo que el tamaño del cerebro crecería exponencialmente.

En el caso de los primates superiores, incluidos los humanos, determinadas estructuras cerebrales han alcanzado cierto grado de optimización. La densidad de neuronas en nuestra corteza cerebral es considerablemente mayor que el de otras especies de mamíferos. Si seguimos la escala en la que aumenta el cerebro en los roedores, por ejemplo, un ratón que tuviera que alcanzar la cifra de 100.000 millones de neuronas (nuestro kilo y medio de masa encefálica) desarrollaría un cerebro de 45 kilos de peso.

Si aumentar el número de neuronas y de conexiones consume más energía, la solución podría venir entonces de cierto grado de "miniaturización" de los procesos. Desarrollar cerebros más densos, neuronas y conexiones más finas que consuman menos energía. Pero en este terreno encontramos otro límite físico, el mismo que se encuentran los ingenieros en el desarrollo de transistores: los canales iónicos de las neuronas parecen haberse reducido tanto como es posible, a partir de cierta reducción los niveles de ruido en la señal son demasiado grandes y las neuronas se disparan cuando no deben.

"De alguna manera", asegura el neurocientífico computacional Jan Karbowski en SciAm, "los cerebros deben optimizar numerosos parámetros simultáneamente, y debe haber algunas contrapartidas. Si quieres mejorar algo, estás fastidiando cualquier otra cosa". Si el cerebro humano se hace más grande tendrá problemas de consumo de energía, disipación del calor y de eficiencia. Desde luego, a pesar de lo que apunta el artículo, pensar en el límite evolutivo de algo resulta un poco ingenuo en términos biológicos. Cualquier estructura es susceptible de mejoras y cambios desde el punto de vista evolutivo, aunque nuestros conocimientos sobre física nos hagan más difícil imaginar cómo va a suceder.

martes, 19 de julio de 2011

Valentin Fuster: "Las personas que sufren un infarto son más propensas a padecer una demencia"

Valentín Fuster es el presidente de la Asociación Mundial de Cardiología desde 2006 y, recientemente, ha sido elegido científico distinguido de la Asociación Americana del Corazón. Este científico catalán y con alma americana, entra inquieto a la entrevista. Acomodado en un sillón de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (Santander) se define claramente como "un individuo de ciencia que es responsable con la sociedad". Descubridor de la "intensa relación que existe entre los problemas de corazón y la demencia", además promueve la salud como estilo de vida. En este momento se encuentra desarrollando cinco proyectos a nivel mundial donde pretende demostrar que la educación en salud desde la infancia es fundamental para que, en un futuro no muy lejano, mejore la calidad de vida del individuo, se acorten las enfermedades, y la sanidad -"en peligro actualmente"- sea sostenible.

PREGUNTA. Sus últimas investigaciones presentan una relación, hasta ahora desconocida, entre el corazón y el cerebro. ¿Qué relación existe entre ambos?
RESPUESTA. La enfermedad de alzhéimer y la enfermedad degenerativa senil están muy unidas y es realmente difícil poder disociarlas desde el punto de vista técnico diagnóstico. Pero lo que es evidente, y que es reciente, es que hay un componente importante vascular, de falta de sangre, que interviene en la formación de las demencias, ya que parece que los vasos pequeños del centro cerebral que hasta ahora no se podían detectar por falta de tecnología juegan un papel fundamental. Y la principal razón es que los mismos factores que dan lugar al infarto de miocardio o un infarto cerebral, es decir, a patologías de las grandes arterias, son factores de riesgo que afectan también a los vasos minúsculos (existen millares de ellos) del cerebro, provocando que estos mueran y afecte de manera importante a la capacidad cognitiva del individuo. El deterioro no es inmediato sino lento, silencioso y a largo plazo.
P. ¿Cómo ha sido posible este hallazgo?
R. Sobre todo se ha producido gracias a las nuevas técnicas de imagen que, por primera vez, nos han permitido visualizar estos vasos. Teníamos la intuición de que pasaba algo pero no hemos podido verlo hasta ahora. También, casi a la par, estamos realizando estudios con población normal que nos están enseñando que los problemas cardiacos están afectando a la mente de la gente.
P. ¿Podríamos decir entonces que las personas que tengan un infarto son más propensas a padecer demencia?
R. Exactamente estoy diciendo eso. Y el problema es que nosotros, los científicos, hemos prestado más atención a los daños de las arterías grandes pero no nos habíamos dado cuenta de que las arterias pequeñitas eran las que se estaban afectando a escondidas, sigilosamente.
P. Como promotor de la salud, ¿cree que es fundamental una educación en prevención para solventar estos problemas?
R. Sí, claro, la prevención es fundamental, aunque es más complicado de lo que parece. Lo es por dos factores fundamentales: el primero es que hay que dejar de hablar de enfermedad para hablar de salud, porque económicamente esto es insostenible. Ha aumentado la esperanza de vida, lo que ha conllevado a un gasto en sanidad que ha ido en aumento los últimos años. Un segundo punto también importante es que la población en general no se considera vulnerable. La gente conoce las cosas que son malas como el tabaco, la obesidad u otros riesgos, pero la gente dice: "¿Y qué, si no me va a ocurrir a mí?"
P. ¿Y eso no es así?
R: Gracias a las técnicas de imagen nos hemos percatado de que efectivamente te va a ocurrir a ti, pero más tarde. Si una persona posee dos factores de riesgo, tiene un 25% de posibilidades de sufrir un infarto. Si quiere vivir 30 años más, su posibilidad es del 75%, por lo que la calidad de la salud es fundamental. A largo plazo, olvídate, si no haces nada, te va a ocurrir. Y yo no solo el infarto, sino que además va a afectar tu mente. Por lo que esta especie de negativismo de que "no me va a ocurrir a mí" es una epidemia en el mundo actual.
P. Ahora que usted menciona el término epidemia, muchos de sus estudios concluyen que el infarto es la epidemia de este siglo. ¿Qué otros problemas sociales influyen?
R. Otro problema es que las personas u organismos que pueden actuar en términos de salud no dialogan entre ellos. No existe un diálogo coherente para combatir lo que está ocurriendo. ¿Quién está hablando con la empresa de la alimentación, quién está hablando con el transporte, quién está hablando con educación?; ha de haber una interconexión, la salud es demasiado compleja para depender tan solo de un ministerio o de identidad. Por lo que la epidemia se explica por amabas razones, una población inconsciente y una mala gestión de la salud. Si a esto se le suma que vivimos en una sociedad de consumo, consumimos y mandamos mensajes del tipo: Aquí tienes todo lo que desees, sin control. Estamos perdidos.
P: ¿El propio individuo, cómo puede prevenir el riesgo?
R: Esta pregunta me lleva a contarle lo que estamos haciendo ahora. Hemos unido al CNIC con la fundación que tengo que se llama SHE, fundación que cree que se tiene que empezar por un sistema distinto de impacto. Tenemos, en este momento, cinco proyectos en marcha a gran escala en países como Colombia y España. El primero de estos proyectos se está desarrollando con niños ya que este grupo de edad tiene un mayor proyección, entre de tres y seis años. Considero que está es la edad en la cual se puede producir una mayor modalidad de conducta, de forma que podemos con mayor facilidad educar en términos de que la salud es una prioridad. Lo hacemos con vídeos educativos de Barrio Sésamo y creemos que esto podrá otorgar a estos niños, cuando sean adultos, una visión distinta de salud.
P. ¿Es un proyecto puntual o a largo plazo?
R. Es a largo plazo. Exactamente va a durar unos 20 años. En Colombia hemos comenzado con 25.000 niños y ahora empezamos, en septiembre, en España: España me ha ayudado mucho. Todo proyecto que he querido llevar a cabo me lo han permitido. Sobre todo Cataluña y Madrid. Los colegios elegidos son públicos y la Comunidad de Madrid está detrás de ello.
P. ¿Qué factores educativos se van a trabajar con los menores?
R. Son cuatro los puntos que estamos enseñando. El primer punto es el de la nutrición y control de la ansiedad, el segundo es ejercicio físico, el tercero es conocer tu propio organismo, este es muy importante para los niños, y luego está el cuarto punto que es el que está teniendo más impacto, que es el psicológico, de control las emociones. Esto lo que puede conllevar es que cuando al niño se le ofrezca droga en el futuro, lo más probable es que diga que no.
P. ¿Alguna conclusión que pueda adelantar?
R. Todos los estudios son científicos. Y ya contamos con alguna de las conclusiones que ha mostrado este primer estudio en Colombia como que el impacto de los niños en la conducta de los padres es más potente del impacto de los padres en la conducta del niño. Los niños son capaces de que los padres dejen de fumar, que coman en familia etcétera. El arma para educar en salud son los niños.
P. ¿Algún próximo proyecto?
R. Quiero escribir un libro para adolescentes que explique a dónde llevan las distintas conductas, por ejemplo el tabaco, el alcohol y las drogas. Le estoy dando vueltas. El chico de 14 quiere algo fácil de leer.

miércoles, 13 de julio de 2011

Dos enanas blancas orbitando a gran velocidad pondrán a prueba las teorías de Einstein

Un equipo, con participación del IAC, ha observado un sistema de dos enanas blancas (remanentes de estrellas similares al Sol) orbitando entre sí a 600 km/s.

Los dos cuerpos, de un tamaño similar a la Tierra, se eclipsan mutuamente cada seis minutos, y podrían ofrecer evidencias de la existencia de las ondas gravitacionales postuladas por Albert Einstein en la Teoría General de la Relatividad.

Que un grupo de investigadores logre observar dos enanas blancas, el remanente que queda cuando estrellas como el Sol se apagan, no es algo insólito. Pero si ambos cuerpos estelares orbitan entre sí a velocidades de infarto el fenómeno adquiere mayor interés. En especial cuando se prevé que su órbita se vaya encogiendo hasta que los dos objetos colapsen en uno y, posiblemente, exploten como una supernova. Eso es lo que le ha ocurrido a un equipo internacional, con la participación del investigador del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC) Carlos Allende. La observación de estos dos cuerpos y, en concreto, la dramática reducción de su órbita que llevará a la colisión de las dos estrellas en menos de un millón de años -un mero instante para las escalas astronómicas- podría no sólo aportar valiosa información sobre el origen de las supernovas, sino también facilitar evidencias de lo enunciado por el físico Albert Einstein en su Teoría General de la Relatividad.

La investigación, que aparece publicada en la revista Astrophysical Journal Letters, ha empleado el telescopio MMT, en Arizona (EEUU). El investigador del Centro Harvard-Smithsoniano para Astrofísica (Boston, EEUU) y primer autor del trabajo, Warren Brown, explica que “casi se cayó de la silla” cuando observó las variaciones de velocidad de una de las estrellas del sistema. No es para menos: las dos enanas blancas orbitan a unos 600 kilómetros por segundo, unas 180 veces más rápido que el avión más veloz diseñado por el ser humano, y completan una órbita cada 12 minutos.

A la distancia a la que se encuentran es imposible distinguir los dos cuerpos a partir de imágenes tomadas desde observatorios en tierra. Para determinar que se trataba de un sistema binario, los investigadores recurrieron al análisis de su espectro. Carlos Allende amplía esta cuestión: “Al contrario que las estrellas normales, las enanas blancas son más grandes y luminosas cuanto menos masa tienen, de modo que la luz que vemos en el telescopio proviene principalmente de la enana que tiene menos masa. La órbita está de canto, así que los eclipses producidos por el paso de una de las estrellas por delante y detrás de su compañera permiten determinar los tamaños de las dos enanas con precisión”.

Estos eclipses, que ocurren cada seis minutos, proporcionan un reloj muy preciso para medir los cambios que surjan en este sistema binario. Con esta información, los científicos podrán buscar evidencias que confirmen las ideas de Einstein. En su Teoría General de la Relatividad, el premio Nobel predijo que los objetos, al moverse, generan ondas en el tejido del espacio-tiempo. Estas ondas, bautizadas como ondas gravitacionales, desprenden energía y provocan que las enanas blancas en este sistema se aproximen poco a poco y acaben colisionando.

Nunca se ha podido comprobar de forma directa la existencia de ondas gravitacionales. Sin embargo, los investigadores sí pueden evidenciarlas midiendo los cambios en la separación de dos cuerpos estelares, como las dos enanas blancas ahora descubiertas. Según Allende, el equipo planea realizar esta prueba dentro de unos meses, midiendo la esperada reducción en el tiempo que transcurre entre eclipses.

El origen de las supernovas

El origen de estas explosiones estelares es objeto de múltiples estudios dentro de la comunidad astrofísica. El hallazgo de las dos enanas blancas que describe este trabajo puede explicar el origen de un tipo concreto de supernovas: las de baja luminosidad. Si así se demuestra, la investigación aportaría una importante prueba observacional sobre la teoría que asocia este tipo de supernovas y otros con los sistemas binarios de enanas blancas.

Junto a Allende y Brown, el equipo está compuesto por los investigadores del Harvard-Smithsonian Mukremin Kilic y Scott Kenyon, y por J.J. Hermes y Don Winget de la Universidad de Tejas, en Austin.

domingo, 10 de julio de 2011

La belleza está en el cerebro del que mira

Se dice que la belleza, más que en el objeto que miramos, está en los ojos de quien lo mira. Ahora, científicos británicos han comprobado que realmente la belleza es algo subjetivo pero no está en los ojos, sino en el cerebro de quien la mira.

Los investigadores de la Universidad de Londres (UCL) descubrieron que cuando experimentamos algo bello, como una pintura o una pieza musical, se "enciende" una región específica en el cerebro, la corteza orbitofrontal medial.

Esto muestra, dice el estudio publicado en la revista PLoS One (Biblioteca Pública de Ciencia), que la única característica que comparten todas las obras de arte, cualquiera que sea su naturaleza, es que son capaces de producir actividad en esa región del cerebro.

El profesor Semir Zeki y su equipo del Laboratorio Wellcome de Neurobiología de la UCL deseaban descubrir cuáles son las similitudes entre lo que es considerado bello por los seres humanos.

Se sabe que lo que una cultura percibe como hermoso o feo varía drásticamente de lo que es considerado bello o poco atractivo en otras culturas y sociedades.

Y aún entre una misma cultura, una persona elige algo distinto de otra cuando se trata de decidir qué es hemoso.

Hasta ahora, sin embargo, nadie había logrado comprobar si realmente la belleza es algo tan subjetivo.

"El asunto de si existen ciertas características que hagan a los objetos hermosos ha sido debatido durante miles de años tanto por artistas como filósofos, pero no se ha logrado establecer una conclusión adecuada" dice el profesor Zeki.

"También se ha debatido la cuestión de si los humanos contamos con un sentido abstracto de la belleza, es decir, un sentido que estimule en nosotros una misma experiencia emocional poderosa, independientemente de cuál sea la fuente, por ejemplo, una obra musical o visual".

"Pensamos que ya es tiempo de que la neurobiología resuelva estas cuestiones fundamentales" agrega.

Neuroestética

El científico ha estado estudiando en los últimos 10 años un nuevo campo en la neurociencia: la llamada neuroestética, que busca las bases biológicas y neurales de la creatividad, la belleza y el amor.

La idea, dice el investigador, es juntar a la ciencia, el arte y la filosofía para responder a cuestiones fundamentales de lo que es ser humano.

"El asunto de si existen ciertas características que hagan a los objetos hermosos ha sido debatido durante miles de años tanto por artistas como filósofos, pero no se ha logrado establecer una conclusión adecuada. Pensamos que ya es tiempo de que la neurobiología resuelva estas cuestiones fundamentales"

Prof. Semir Zeki

En el nuevo estudio participaron 21 voluntarios, todos de distintas culturas y orígenes étnicos, a los cuales se les presentaron una serie de pinturas y piezas musicales.

Los individuos debían clasificar a cada obra como hermosa, indiferente o fea.

Posteriormente se les presentaron esas mismas pinturas o piezas musicales mientras eran sometidos a un escáner de imágenes de resonancia magnética funcional (fMRI) para medir la actividad en su cerebro.

Los resultados mostraron que una región en la parte delantera del cerebro, llamada corteza orbitofrontal medial, se activaba más cuando los individuos escuchaban una pieza de música o miraban una pintura que habían clasificado previamente como hermosa.

Por el contrario, ninguna región del cerebro se activaba cuando se les presentaba una obra que habían calificado de fea.

La corteza orbitofrontal medial, explican los científicos, forma parte del centro de placer y recompensa en el cerebro, y estudios en el pasado ya la habían asociado con la apreciación de la belleza.

Sin embargo, dice el profesor Zeki, ésta es la primera vez que la ciencia es capaz de demostrar que la misma zona del cerebro se activa tanto con la percepción visual como la auditiva de la belleza en un mismo individuo.

"Esto implica que la belleza realmente existe como un concepto abstracto en el cerebro" afirman los autores.

Arte "bello"

Otro resultado interesante que encontraron los científicos fue que la percepción visual de la belleza parece tener un efecto especial en el cerebro.

Cuando los participantes experimentaban la belleza en una pintura se incrementaba también la actividad en otra región del cerebro, el núcleo caudado, que se encuentra cerca del centro del cerebro.

Esta zona ha sido previamente asociada al amor romántico, lo cual, dicen los científicos, "sugiere una correlación neural entre la belleza y el amor".

Otro problema, dice el profesor Zeki, es que "casi cualquier cosa puede ser considerada arte, pero no todo el arte es hermoso".

"Por ejemplo una pintura de Francis Bacon puede tener un gran mérito artístico pero no calificaría como hermosa. Y lo mismo puede decirse de algunos de los compositores clásicos más "difíciles" cuyas composiciones pueden ser vistas como más artísticas que el rock".

"Así que con alguien que considera al rock más placentero y bello que a la música clásica, esperaríamos ver una mayor actividad en esta región particular del cerebro cuando escucha a Van Halen que cuando escucha a Wagner" dice el neurobiólogo.

"Pero ahora podríamos argumentar que sólo las creaciones cuya experiencia está correlacionada con la actividad en la corteza prefrontal orbital deberían quedar clasificadas como arte hermoso", señala el investigador.

El científico planea ahora investigar cómo y hasta qué punto la belleza está determinada por la crianza y la cultura.

La belleza está en el cerebro del que mira

Se dice que la belleza, más que en el objeto que miramos, está en los ojos de quien lo mira. Ahora, científicos británicos han comprobado que realmente la belleza es algo subjetivo pero no está en los ojos, sino en el cerebro de quien la mira.

Los investigadores de la Universidad de Londres (UCL) descubrieron que cuando experimentamos algo bello, como una pintura o una pieza musical, se "enciende" una región específica en el cerebro, la corteza orbitofrontal medial.

Esto muestra, dice el estudio publicado en la revista PLoS One (Biblioteca Pública de Ciencia), que la única característica que comparten todas las obras de arte, cualquiera que sea su naturaleza, es que son capaces de producir actividad en esa región del cerebro.

El profesor Semir Zeki y su equipo del Laboratorio Wellcome de Neurobiología de la UCL deseaban descubrir cuáles son las similitudes entre lo que es considerado bello por los seres humanos.

Se sabe que lo que una cultura percibe como hermoso o feo varía drásticamente de lo que es considerado bello o poco atractivo en otras culturas y sociedades.

Y aún entre una misma cultura, una persona elige algo distinto de otra cuando se trata de decidir qué es hemoso.

Hasta ahora, sin embargo, nadie había logrado comprobar si realmente la belleza es algo tan subjetivo.

"El asunto de si existen ciertas características que hagan a los objetos hermosos ha sido debatido durante miles de años tanto por artistas como filósofos, pero no se ha logrado establecer una conclusión adecuada" dice el profesor Zeki.

"También se ha debatido la cuestión de si los humanos contamos con un sentido abstracto de la belleza, es decir, un sentido que estimule en nosotros una misma experiencia emocional poderosa, independientemente de cuál sea la fuente, por ejemplo, una obra musical o visual".

"Pensamos que ya es tiempo de que la neurobiología resuelva estas cuestiones fundamentales" agrega.

Neuroestética

El científico ha estado estudiando en los últimos 10 años un nuevo campo en la neurociencia: la llamada neuroestética, que busca las bases biológicas y neurales de la creatividad, la belleza y el amor.

La idea, dice el investigador, es juntar a la ciencia, el arte y la filosofía para responder a cuestiones fundamentales de lo que es ser humano.

"El asunto de si existen ciertas características que hagan a los objetos hermosos ha sido debatido durante miles de años tanto por artistas como filósofos, pero no se ha logrado establecer una conclusión adecuada. Pensamos que ya es tiempo de que la neurobiología resuelva estas cuestiones fundamentales"

Prof. Semir Zeki

En el nuevo estudio participaron 21 voluntarios, todos de distintas culturas y orígenes étnicos, a los cuales se les presentaron una serie de pinturas y piezas musicales.

Los individuos debían clasificar a cada obra como hermosa, indiferente o fea.

Posteriormente se les presentaron esas mismas pinturas o piezas musicales mientras eran sometidos a un escáner de imágenes de resonancia magnética funcional (fMRI) para medir la actividad en su cerebro.

Los resultados mostraron que una región en la parte delantera del cerebro, llamada corteza orbitofrontal medial, se activaba más cuando los individuos escuchaban una pieza de música o miraban una pintura que habían clasificado previamente como hermosa.

Por el contrario, ninguna región del cerebro se activaba cuando se les presentaba una obra que habían calificado de fea.

La corteza orbitofrontal medial, explican los científicos, forma parte del centro de placer y recompensa en el cerebro, y estudios en el pasado ya la habían asociado con la apreciación de la belleza.

Sin embargo, dice el profesor Zeki, ésta es la primera vez que la ciencia es capaz de demostrar que la misma zona del cerebro se activa tanto con la percepción visual como la auditiva de la belleza en un mismo individuo.

"Esto implica que la belleza realmente existe como un concepto abstracto en el cerebro" afirman los autores.

Arte "bello"

Otro resultado interesante que encontraron los científicos fue que la percepción visual de la belleza parece tener un efecto especial en el cerebro.

Cuando los participantes experimentaban la belleza en una pintura se incrementaba también la actividad en otra región del cerebro, el núcleo caudado, que se encuentra cerca del centro del cerebro.

Esta zona ha sido previamente asociada al amor romántico, lo cual, dicen los científicos, "sugiere una correlación neural entre la belleza y el amor".

Otro problema, dice el profesor Zeki, es que "casi cualquier cosa puede ser considerada arte, pero no todo el arte es hermoso".

"Por ejemplo una pintura de Francis Bacon puede tener un gran mérito artístico pero no calificaría como hermosa. Y lo mismo puede decirse de algunos de los compositores clásicos más "difíciles" cuyas composiciones pueden ser vistas como más artísticas que el rock".

"Así que con alguien que considera al rock más placentero y bello que a la música clásica, esperaríamos ver una mayor actividad en esta región particular del cerebro cuando escucha a Van Halen que cuando escucha a Wagner" dice el neurobiólogo.

"Pero ahora podríamos argumentar que sólo las creaciones cuya experiencia está correlacionada con la actividad en la corteza prefrontal orbital deberían quedar clasificadas como arte hermoso", señala el investigador.

El científico planea ahora investigar cómo y hasta qué punto la belleza está determinada por la crianza y la cultura.

miércoles, 6 de julio de 2011

"Con la homeopatía, los farmacéuticos nos están timando"


Edzard Ernst puso en marcha en 1993 la cátedra de Medicina Complementaria de la Universidad de Exeter y se convirtió en el primer catedrático de esa disciplina en el mundo. Es autor, junto con el periodista Simon Singh, de Trick or treatment? Alternative medicine on trial (¿Truco o tratamiento? Juicio a la medicina alternativa), un alegato contra las pseudoterapias. Esta tarde dará una conferencia en San Sebastián, invitado por la Fundación Elhuyar, que ha publicado el libro en euskera. -Desde un punto de vista científico, ¿la homeopatía, la acupuntura y la quiropráctica son medicinas?

-La homeopatía no es medicina; no es plausible y no funciona. Con la acupuntura, es un poco más complicado, ya que parece que funciona en algunos casos, aunque no en la mayoría. Y las pruebas apuntan a que la quiropráctica es tan buena o mala a la hora de aliviar el dolor de espalda como un tratamiento médico, pero no sirve para otras cosas.

-¿La quiropráctica es más efectiva que un masaje para combatir el dolor de espalda?

-No.

-¿La acupuntura alivia el dolor más que el placebo?

-En algún caso, parece sí. Nosotros hemos diseñado una aguja placebo que no penetra en la piel, aunque simula que lo hace. Por lo que hemos visto, en el caso del dolor de rodilla, la acupuntura real funciona mejor que la acupuntura placebo.

"No podía funcionar y funcionaba"

-Usted practicó la homeopatía y ahora es uno de sus mayores críticos.

-Cuando acabé la carrera en Alemania, mi primer trabajo fue en un hospital homeopático. Estuve seis meses y aprendí cómo trabajan los homeópatas. Una vez que acabé el doctorado, empecé a pensar como un científico y, entonces, mi fascinación por la homeopatía aumentó.

-¿Cómo así?

-Había visto que los pacientes mejoraban con la homeopatía a pesar de que, como científico, sabía que aquello no podía funcionar. Los dos principios básicos de la homeopatía dicen que lo similar cura lo similar y que, cuanto más diluida está una sustancia, más potente es. No tienen sentido.

-¿Y qué hizo?

-Empecé a aplicar el método científico a la homeopatía, esperando que alguien diera con la respuesta porque ganaría no uno, sino dos premios Nobel -el de Química y el de Física-, tendrían que reescribirse los libros de texto... Pero la explicación nunca llegó.

-Aunque la homeopatía sigue funcionando a mucha gente.

-Funciona porque sus practicantes son muy empáticos, dedican tiempo a los pacientes, les intentan entender... Es como una minipsicoterapia.

-¿Cómo puede haber médicos que crean en ella?

-Va a tu consulta un paciente y te cuenta que sufre dolores de cabeza desde hace años. Le das un remedio homeopático y, cuando regresa, te dice que no ha vuelto a tenerlos. Eso no te lleva a pensar que lo imposible es posible, pero has visto que la homeopatía funciona.

-Todo médico sabe que el placebo funciona y también que, cuanto más diluido está un preparado, menos potente es.

-Sí. Los médicos saben todo eso, pero son una especie muy poco crítica. Carecen de pensamiento crítico y no sólo en lo que se refiere a la homeopatía. Un buen clínico tiene, ante todo, que convencer al paciente. Si le da un fármaco, aplica el pensamiento crítico y le dice que no siempre funciona, que puede haber tal o cual problema, le está privando del posible efecto placebo.

Placebo y algo más

-Porque los medicamentos de verdad también se aprovechan del placebo, ¿no?

-Los homeopatas suelen argumentar que, si el placebo funciona, lo que ellos hacen tampoco está tan mal. No es verdad. Cuando te doy un remedio real, además del placebo, funciona el medicamento. Si sólo te doy placebo, te privo del poder curativo de la medicina.

-Si los productos homeopáticos son placebo, como el cura, cura, sana… de las madres a los niños, y los venden en farmacias, no están engañando.

-Nos están timando. Mantengo una lucha constante con los farmacéuticos, a quienes acuso de actuar como meros vendedores y no como profesionales sanitarios con ética. Como vivimos en una economía de libre mercado, pueden vender lo que quieran, pero deberían advertir a la gente de que los productos homeopáticos no tienen nada y no hacen nada.

-¿Y no deberían hacer algo las autoridades?

-Deberían. En Reino Unido, participé en una investigación parlamentaria que concluyó pidiendo al Gobierno que se deje de pagar la homeopatía con dinero público. Pero el príncipe Carlos movió los hilos y, al final, el Gobierno decidió que había que seguir ofreciendo a los pacientes la posibilidad de elegir. Poder elegir es muy importante, pero, para hacerlo, tienes que estar bien informado: la homeopatía no tiene nada y no hace nada.

-Pero no es inocua. Puede llevar a la gente a abandonar tratamientos que funcionan.

-Sí. Simon y yo contamos en el libro el trágico caso de una homeópata a la que le salió una mancha en el brazo, se la trató sólo con homeopatía y murió. Era un melanoma maligno. Si a los propios homeópatas les pasa eso...