Un estudio realizado por Mathilde Beaulieu-Lefebvre, del Departamento de Psicología de la Universidad de Montreal, ha refutado el mito de que las personas invidentes tienen un sentido del olfato más agudo que las demás. Según los resultados de esta investigación, la pérdida de visión simplemente hace que las personas invidentes presten más atención a cómo perciben los olores. Sin embargo, su capacidad de concentrarse en los olores y procesarlos sí es superior a la de las personas videntes.
"Si usted entra en una sala en la que se prepara café caliente, rápidamente mirará a la máquina de hacer café. Las personas invidentes que entren en la misma sala sólo tendrán el olor del café como información", explica Beaulieu-Lefebvre. "Ese olor será por tanto muy importante para su representación espacial".
En el estudio, desarrollado en tres pasos, participaron 25 individuos, 11 de los cuales eran invidentes desde su nacimiento. Los participantes respondieron un cuestionario y fueron sometidos a dos experimentos. En uno, tenían que diferenciar entre 16 perfumes diferentes. En el otro, debían identificar tres olores: el de una rosa, el de la vainilla y el del butanol (un alcohol dulzón).
Aunque las personas invidentes no posean mejor olfato que las videntes, sí están por encima de éstas últimas en cuanto a capacidad de esfuerzo cognitivo, tal como indica Maurice Ptito, profesor de la Escuela de Optometría de la Universidad de Montreal.
Valiéndose de escaneos cerebrales, el equipo determinó que las personas invidentes usan su corteza olfatoria secundaria más que las videntes cuando aprecian un olor. También emplean la corteza occipital, la cual normalmente se utiliza para la visión. Esto significa que las personas invidentes aprovechan esa parte de su cerebro, reorganizada y adaptada para un uso distinto al original.
"Si usted entra en una sala en la que se prepara café caliente, rápidamente mirará a la máquina de hacer café. Las personas invidentes que entren en la misma sala sólo tendrán el olor del café como información", explica Beaulieu-Lefebvre. "Ese olor será por tanto muy importante para su representación espacial".
En el estudio, desarrollado en tres pasos, participaron 25 individuos, 11 de los cuales eran invidentes desde su nacimiento. Los participantes respondieron un cuestionario y fueron sometidos a dos experimentos. En uno, tenían que diferenciar entre 16 perfumes diferentes. En el otro, debían identificar tres olores: el de una rosa, el de la vainilla y el del butanol (un alcohol dulzón).
Aunque las personas invidentes no posean mejor olfato que las videntes, sí están por encima de éstas últimas en cuanto a capacidad de esfuerzo cognitivo, tal como indica Maurice Ptito, profesor de la Escuela de Optometría de la Universidad de Montreal.
Valiéndose de escaneos cerebrales, el equipo determinó que las personas invidentes usan su corteza olfatoria secundaria más que las videntes cuando aprecian un olor. También emplean la corteza occipital, la cual normalmente se utiliza para la visión. Esto significa que las personas invidentes aprovechan esa parte de su cerebro, reorganizada y adaptada para un uso distinto al original.
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