El New York Times publica un artículo sobre el trabajo nocturno de Sir Isaac Newton: la alquimia, su verdadera pasión de vida. Newton, quien descubrió las leyes universales del movimiento, la atracción gravitatoria, las propiedades espectrales de la luz y coinventó el cálculo, también escribió más de un millón de palabras sobre la alquimia -las cuales guardaron el silencio místico del artista de la Piedra Filosofal o Manzana del Sol- sin ser publicadas por la Royal Society, que consideró demeritaban la institución científica que construiría alrededor de la interpretación reduccionista, meramente mecáncia -desdiosada- de la obra de Newton.
El artículo del New York Times está inspirado en el trabajo del profesor de historia y filosofía William Newman y sus indagaciones en la opus hermética newtoniana. Básicamente el mainstream de la ciencia, se pregunta como una de sus divinidades, junto con Einstein, pudo haber dedicado lo mejor de su tiempo lo que llama una seudociencia totémica. Incluso preguntándose si Newton no había padecido un envenenamiento de la razón, expuesto en demasía al mercurio. Y aunque la visión de Newman es más moderada: sostiene que era natural que en la época de Newton (1642- 1726) se creyera en los postulados de la alquimia, aún refinada la razón, no deja de ser ridícula y sintomática del dogma que la misma ciencia acusa en las disciplinas como la alquimia o la astrología. La ciencia con todo su oropel , autodesignada como la vanguardia del conocimiento humano, aún de forma ignorante sostiene que la alquimia se trata de transmutar una serie de elementos en otros elementos más valiosos, como si estuviera buscando obtener ganancias económicas, y no reconoce lo evidente, que la alquimia, es también un arte, sin dejar de ser una ciencia, y se envuelve en el simbolismo como espejo del lenguaje luminoso del universo.
Newman expone que en el tiempo de Newton existían bases teóricas para creer que la materia podía ser reconfigurada en sustancias más deseables, alimentando el sueño de convertir metales como el plomo en oro. Y le da una aplicación a la alquimia, según este estudioso del trabajo de Newton, su descubrimiento de que la luz blanca está compuesta de una mezcla de rayos de colores y de que un rayo de sol puede ser descompuesto en un prisma iridiscente, se deben a su trabajo con los corpúsculos, dividiendo la materia, la química, antecedida por la alquimia.
Pero nosotros iríamos mucho más allá: el descubrimiento de las leyes de la gravedad, también nacen del cuerpo hermético de la alquimia, tradición del gnosticismo, que Newton conocía como atestigua su propia tradición de la tabla esmeralda de Hermes. Específicamente de lo que en el hermetismo, como es enunciado en textos como el Kybalion, se conoce como la ley de atracción y repulsión, que rige el movimiento universal. Asimismo la armonía de las esferas, de Pitágoras, el ocultista iniciado en la arcana egipica, es una clara influencia en las leyes del movimiento del universo newtoniano. La influencia del alquimista suizo en la Royal Society, de la cual Newton era miembro, ha sido documentada. La historia pop nos dice que Newton descubrió esto cuando le cayo una manzana, y sin embargo, un hombre que vivió 85 años dedicado con una disciplina inexorable, casi en un rapto místico, lejos de las distracciones de la carne, ciertamente lo había suscitado por su propio estudio y llamad, avizorando las leyes transparentes del Gran Arquitecto Cósmico, que en el universo mecánico de Newton era quien daba cuerda con sus armonía celeste al mundo.
El silencio de Newton puede ser justo lo que más nos diga sobre su obra alquímica, recordemos que Sir Isaac nació el 25 de diciembre, bajo el signo de Saturno, el guardián de la puerta de oro, dador del humor melancólico, el sello del alquimista que labra la piedra de su cuerpo para transmutarlo en espíritu. Durante su vida uno de sus grandes intereses fue el Templo de Salomón (la logia masónica de la Universidad de Cambrdige lleva el nombre de Newton), la empresa fundamental de reconstrucción masónica -la nave cósmica del espíritu- y, también, la interpretación de la Biblia y del Apocalipsis.
El artículo del New York Times está inspirado en el trabajo del profesor de historia y filosofía William Newman y sus indagaciones en la opus hermética newtoniana. Básicamente el mainstream de la ciencia, se pregunta como una de sus divinidades, junto con Einstein, pudo haber dedicado lo mejor de su tiempo lo que llama una seudociencia totémica. Incluso preguntándose si Newton no había padecido un envenenamiento de la razón, expuesto en demasía al mercurio. Y aunque la visión de Newman es más moderada: sostiene que era natural que en la época de Newton (1642- 1726) se creyera en los postulados de la alquimia, aún refinada la razón, no deja de ser ridícula y sintomática del dogma que la misma ciencia acusa en las disciplinas como la alquimia o la astrología. La ciencia con todo su oropel , autodesignada como la vanguardia del conocimiento humano, aún de forma ignorante sostiene que la alquimia se trata de transmutar una serie de elementos en otros elementos más valiosos, como si estuviera buscando obtener ganancias económicas, y no reconoce lo evidente, que la alquimia, es también un arte, sin dejar de ser una ciencia, y se envuelve en el simbolismo como espejo del lenguaje luminoso del universo.
Newman expone que en el tiempo de Newton existían bases teóricas para creer que la materia podía ser reconfigurada en sustancias más deseables, alimentando el sueño de convertir metales como el plomo en oro. Y le da una aplicación a la alquimia, según este estudioso del trabajo de Newton, su descubrimiento de que la luz blanca está compuesta de una mezcla de rayos de colores y de que un rayo de sol puede ser descompuesto en un prisma iridiscente, se deben a su trabajo con los corpúsculos, dividiendo la materia, la química, antecedida por la alquimia.
Pero nosotros iríamos mucho más allá: el descubrimiento de las leyes de la gravedad, también nacen del cuerpo hermético de la alquimia, tradición del gnosticismo, que Newton conocía como atestigua su propia tradición de la tabla esmeralda de Hermes. Específicamente de lo que en el hermetismo, como es enunciado en textos como el Kybalion, se conoce como la ley de atracción y repulsión, que rige el movimiento universal. Asimismo la armonía de las esferas, de Pitágoras, el ocultista iniciado en la arcana egipica, es una clara influencia en las leyes del movimiento del universo newtoniano. La influencia del alquimista suizo en la Royal Society, de la cual Newton era miembro, ha sido documentada. La historia pop nos dice que Newton descubrió esto cuando le cayo una manzana, y sin embargo, un hombre que vivió 85 años dedicado con una disciplina inexorable, casi en un rapto místico, lejos de las distracciones de la carne, ciertamente lo había suscitado por su propio estudio y llamad, avizorando las leyes transparentes del Gran Arquitecto Cósmico, que en el universo mecánico de Newton era quien daba cuerda con sus armonía celeste al mundo.
El silencio de Newton puede ser justo lo que más nos diga sobre su obra alquímica, recordemos que Sir Isaac nació el 25 de diciembre, bajo el signo de Saturno, el guardián de la puerta de oro, dador del humor melancólico, el sello del alquimista que labra la piedra de su cuerpo para transmutarlo en espíritu. Durante su vida uno de sus grandes intereses fue el Templo de Salomón (la logia masónica de la Universidad de Cambrdige lleva el nombre de Newton), la empresa fundamental de reconstrucción masónica -la nave cósmica del espíritu- y, también, la interpretación de la Biblia y del Apocalipsis.
2 comentarios:
Perdóname pero un sólo acrónimo: WTF.
Sí, Newton fue el primer científico y el último alquimista, ¿pero es acaso necesaria tanta palabrería astrológica y jerga pseudocientífica para abordar el tema?
Nunca me hubiera imaginado este post en este blog.
Publicar un comentario