Y tiene sello español. Un investigación coordinada por el Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha conseguido crear un microchip que detecta y extrae células tumorales de muestras extraídas del torrente sanguíneo. El dispositivo podría emplearse para detectar metástasis en sus fases iniciales.
Los ultrasonidos emitidos por una pequeña pieza de cerámica adherida a uno de los cantos del chip son la base de esta nueva tecnología. El microchip, fabricado en plástico y más pequeño que una moneda de euro, tiene un pequeño canal por el que discurre una muestra de sangre de un paciente. Al aplicar ultrasonidos en una zona de la parte transversal del canal, la fuerza de radiación que ejerce la onda ultrasónica provoca que las células tumorales, con mayor tamaño y densidad, sean conducidas y recolectadas en ese punto.
Como explica la investigadora del CSIC y coordinadora de la investigación, Itziar González, "es un método completamente no invasivo, ya que no hace falta introducir en la muestra de sangre ningún tipo de elemento externo, algo que sí exigen las tecnologías que normalmente se emplean para detectar células tumorales circulantes en sangre".
La eficiencia en la recolección celular depende del tamaño del canal por el que fluye la sangre. De este modo, si se agranda el tamaño del canal, se aumenta la eficiencia, consiguiendo, como apunta la propia Itziar González, "que las células se mantengan más tiempo en el interior del dispositivo y nos aseguremos de que sean recolectadas".
Tecnología a gran escala
Actualmente, los investigadores están trabajando en aumentar la eficiencia en la extracción para poder extender el uso de esta tecnología a gran escala. Como explica González, "en determinadas condiciones hemos conseguido una captura de células tumorales circulantes de hasta un 67 por ciento" aunque, como apunta, "la recolección se ve perjudicada cuando entran en los conductos de salida pequeñas burbujas de aire del exterior".
Esta nueva tecnología médica, además, mantiene las propiedades de las células recolectadas, de modo que puedan utilizarse para posteriores estudios y análisis biomoleculares.
Como apunta la investigadora principal, "el análisis de muestras tomadas en biopsia sigue siendo la mejor manera de examinar un tumor, pero esta técnica es difícil de aplicar en fases tempranas".
Todavía queda mucho trabajo, pero la lucha contra el cáncer tiene un aliado más en Europa, donde además del grupo dirigido por González, otros investigadores también trabajan con microseparadores ultrasónicos similares, como en la universidad sueca de Lund.
Los ultrasonidos emitidos por una pequeña pieza de cerámica adherida a uno de los cantos del chip son la base de esta nueva tecnología. El microchip, fabricado en plástico y más pequeño que una moneda de euro, tiene un pequeño canal por el que discurre una muestra de sangre de un paciente. Al aplicar ultrasonidos en una zona de la parte transversal del canal, la fuerza de radiación que ejerce la onda ultrasónica provoca que las células tumorales, con mayor tamaño y densidad, sean conducidas y recolectadas en ese punto.
Como explica la investigadora del CSIC y coordinadora de la investigación, Itziar González, "es un método completamente no invasivo, ya que no hace falta introducir en la muestra de sangre ningún tipo de elemento externo, algo que sí exigen las tecnologías que normalmente se emplean para detectar células tumorales circulantes en sangre".
La eficiencia en la recolección celular depende del tamaño del canal por el que fluye la sangre. De este modo, si se agranda el tamaño del canal, se aumenta la eficiencia, consiguiendo, como apunta la propia Itziar González, "que las células se mantengan más tiempo en el interior del dispositivo y nos aseguremos de que sean recolectadas".
Tecnología a gran escala
Actualmente, los investigadores están trabajando en aumentar la eficiencia en la extracción para poder extender el uso de esta tecnología a gran escala. Como explica González, "en determinadas condiciones hemos conseguido una captura de células tumorales circulantes de hasta un 67 por ciento" aunque, como apunta, "la recolección se ve perjudicada cuando entran en los conductos de salida pequeñas burbujas de aire del exterior".
Esta nueva tecnología médica, además, mantiene las propiedades de las células recolectadas, de modo que puedan utilizarse para posteriores estudios y análisis biomoleculares.
Como apunta la investigadora principal, "el análisis de muestras tomadas en biopsia sigue siendo la mejor manera de examinar un tumor, pero esta técnica es difícil de aplicar en fases tempranas".
Todavía queda mucho trabajo, pero la lucha contra el cáncer tiene un aliado más en Europa, donde además del grupo dirigido por González, otros investigadores también trabajan con microseparadores ultrasónicos similares, como en la universidad sueca de Lund.
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