Investigadores de la Universidad de Nueva York en Estados Unidos han desarrollado un método no invasivo sin fármacos que bloquea de forma semipermanente la reaparición de recuerdos de miedo en los humanos. El descubrimiento, que se publica en la revista 'Nature', podría tener importantes implicaciones para el tratamiento clínico de los trastornos asociados al miedo.
Estudios previos se han dirigido a bloquear el almacenamiento de los recuerdos de miedo en el cerebro. Sin embargo, muchos de los métodos anteriores utilizaban componentes que eran tóxicos para los humanos y sólo demostraban sus efectos durante días.
Los científicos, dirigidos por Elizabeth Phelps, superaron estos componentes aprovechándose de la fase de la memoria conocida como 'reconsolidación', en la que los viejos recuerdos pueden cambiar.
Después de entrenar a sujetos para que tuvieran miedo frente a estímulos visuales, los investigadores introdujeron nueva información 'segura' mientras reactivaban los recuerdos de miedo. Al hacer esto, pudieron volver a 'escribir' los pensamientos negativos asociados con el estímulo.
Los autores muestran que los efectos de este tipo de intervención duran al menos un año y no parecen afectar a los recuerdos que no se reactivaban en el momento de la introducción de la nueva información. Los investigadores concluyen que los recuerdos de miedo viejos pueden actualizarse con información que no proporcione temor durante el momento en el que se produce la reconsolidación.
El descubrimiento tiene importantes implicaciones para el tratamiento clínico de los trastornos asociados al miedo y sugiere que el momento temporal específico en el que se producen las intervenciones terapéuticas podría tener un gran papel en su éxito.
Estudios previos se han dirigido a bloquear el almacenamiento de los recuerdos de miedo en el cerebro. Sin embargo, muchos de los métodos anteriores utilizaban componentes que eran tóxicos para los humanos y sólo demostraban sus efectos durante días.
Los científicos, dirigidos por Elizabeth Phelps, superaron estos componentes aprovechándose de la fase de la memoria conocida como 'reconsolidación', en la que los viejos recuerdos pueden cambiar.
Después de entrenar a sujetos para que tuvieran miedo frente a estímulos visuales, los investigadores introdujeron nueva información 'segura' mientras reactivaban los recuerdos de miedo. Al hacer esto, pudieron volver a 'escribir' los pensamientos negativos asociados con el estímulo.
Los autores muestran que los efectos de este tipo de intervención duran al menos un año y no parecen afectar a los recuerdos que no se reactivaban en el momento de la introducción de la nueva información. Los investigadores concluyen que los recuerdos de miedo viejos pueden actualizarse con información que no proporcione temor durante el momento en el que se produce la reconsolidación.
El descubrimiento tiene importantes implicaciones para el tratamiento clínico de los trastornos asociados al miedo y sugiere que el momento temporal específico en el que se producen las intervenciones terapéuticas podría tener un gran papel en su éxito.
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