La acuicultura marina resultará fundamental para alimentar a los 9.200 millones de habitantes que se espera que haya en el planeta en el año 2050. Un equipo internacional liderado por investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) acaba de publicar un estudio prospectivo que revela que este tipo de producción podría crecer de las 34 millones de toneladas actuales hasta 600 millones de toneladas para mediados de siglo. Así se podrían suplir las carencias de la agricultura y la ganadería, dadas las limitaciones en la disponibilidad de agua y terreno fértil.
De acuerdo con el trabajo, publicado en la revista Bioscience, las capturas en las pesquerías sólo serían sostenibles a largo plazo si se abandonan prácticas como la producción de harina de pescado (con la que se alimenta a aves, peces, ganado porcino, vacuno y ovino) o la pesca de grandes depredadores, al tiempo que se incrementan «notablemente» las áreas protegidas como reservas marinas. Los investigadores creen que el modelo actual de pesquerías no es sostenible y a largo plazo provocaría el agotamiento de la pesca.
Para Nuria Marbà, investigadora del CSIC y una de las responsables del proyecto, «la mayor ventaja de la acuicultura marina es que la producción de proteína animal en el mar no consume apenas agua dulce, mientras que la ganadería realiza un uso mucho más intensivo del agua en tierra». Lo cierto es que «alimentar a 9.200 millones de personas con una dieta saludable es un desafío de proporciones colosales», apunta el responsable del proyecto, Carlos Duarte. Un reto que «sólo se podrá afrontar con éxito integrando la producción de alimento en tierra y en el océano»
Producción de algas
La acuicultura es el sector de producción de alimento que crece más rápido, con un aumento del 7,4% anual, y que más se diversifica en número de especies, con un 3% anual de nuevas especies domesticadas. «La expansión de la acuicultura podría constituir la siguiente revolución en la alimentación humana», añade Duarte.
El crecimiento sostenible de la acuicultura en un futuro pasa, según los investigadores, por afrontar varios desafíos. Para empezar, habría que cerrar el ciclo de producción, eliminando la dependencia, por un lado, de las pesquerías, a través de las harinas de pescado y, por otro, de la agricultura, con la proteína de soja utilizada en algunos piensos. Para mejorar la calidad de las aguas y su oxigenación, este equipo científico aconseja incrementar notablemente la producción de algas marinas, para su uso en piensos, alimentación humana o biocombustibles, lo que puede contribuir a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. Las granjas de algas, así como las de bivalvos y otros filtradores, mejoran la calidad del agua y tienen un efecto positivo para el ecosistema.
De acuerdo con el trabajo, publicado en la revista Bioscience, las capturas en las pesquerías sólo serían sostenibles a largo plazo si se abandonan prácticas como la producción de harina de pescado (con la que se alimenta a aves, peces, ganado porcino, vacuno y ovino) o la pesca de grandes depredadores, al tiempo que se incrementan «notablemente» las áreas protegidas como reservas marinas. Los investigadores creen que el modelo actual de pesquerías no es sostenible y a largo plazo provocaría el agotamiento de la pesca.
Para Nuria Marbà, investigadora del CSIC y una de las responsables del proyecto, «la mayor ventaja de la acuicultura marina es que la producción de proteína animal en el mar no consume apenas agua dulce, mientras que la ganadería realiza un uso mucho más intensivo del agua en tierra». Lo cierto es que «alimentar a 9.200 millones de personas con una dieta saludable es un desafío de proporciones colosales», apunta el responsable del proyecto, Carlos Duarte. Un reto que «sólo se podrá afrontar con éxito integrando la producción de alimento en tierra y en el océano»
Producción de algas
La acuicultura es el sector de producción de alimento que crece más rápido, con un aumento del 7,4% anual, y que más se diversifica en número de especies, con un 3% anual de nuevas especies domesticadas. «La expansión de la acuicultura podría constituir la siguiente revolución en la alimentación humana», añade Duarte.
El crecimiento sostenible de la acuicultura en un futuro pasa, según los investigadores, por afrontar varios desafíos. Para empezar, habría que cerrar el ciclo de producción, eliminando la dependencia, por un lado, de las pesquerías, a través de las harinas de pescado y, por otro, de la agricultura, con la proteína de soja utilizada en algunos piensos. Para mejorar la calidad de las aguas y su oxigenación, este equipo científico aconseja incrementar notablemente la producción de algas marinas, para su uso en piensos, alimentación humana o biocombustibles, lo que puede contribuir a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. Las granjas de algas, así como las de bivalvos y otros filtradores, mejoran la calidad del agua y tienen un efecto positivo para el ecosistema.
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