viernes, 19 de diciembre de 2008

¿Por qué no nos reimos cuando nos hacemos cosquillas a nosotros mismo?

Cada uno de nosotros tenemos en nuestro cuerpo alguna “zona especial” que nos hace débiles a las cosquillas; incrementado ésto en que, en la mayoría de las ocasiones, esas zonas son tremendamente fáciles de encontrar.

La planta de los pies, el estómago, las axilas… son zonas comunes que todos identificamos como lugares donde podemos sentir inmensas cosquillas si nos las hacen.

Pero, ¿por qué cuando una persona se hace cosquillas a sí misma no se ríe, a diferencia de si se la hiciera otro sujeto?

Según una reciente investigación llevada a cabo por el Institute of Cognitive Neuroscience, la respuesta a estas sensaciones la encontramos en el cerebelo, parte trasera e inferior del cerebro, el cual está especialmente involucrado en el control de los movimientos.

En los estudios se ha constatado que el cerebelo puede predecir las sensaciones de nuestros propios movimientos.

Pero, sin embargo, no podemos llegar a predecir los movimientos que, en sí, puedan hacer las otras personas.

Es éste el motivo por el que cuando nos hacemos cosquillas a nosotros no nos hace la gracia que nos provocaría si nos las harían otras personas, dado que podemos predecir los movimientos que haremos, y no nos cogerá por sorpresa.