Desde hace aproximadamente cuatro años, la sonda Cassini de la NASA viene ofreciendo impactantes datos que confirman una imparable actividad geológica en Encélado, la sexta luna de Saturno. La existencia de misteriosos y enormes chorros de vapor de agua, gases y granos de hielo en el polo sur del cuerpo celeste, que indican la posible presencia de un océano salado bajo su superficie, han sido desvelados por la nave. ¿Encélado es siempre tan movido o se trata de una fase particularmente activa, como una tormenta en un mar en calma? Una investigación realizada recientemente apuesta por lo segundo y afirma, nada menos, que somos los afortundos testigos de un espectáculo único que quizás sólo se produzca, más o menos, cada mil millones de años.
«Parece que Cassini ha pillado a Encelado en medio de un eructo», afirma con una gran capacidad descriptiva Francis Nimmo, científico planetario de la Universidad de California en Santa Cruz y uno de los responsables de la investigación. «Estos períodos tumultuosos son raros y la sonda ha tenido la suerte de mirar a la luna durante una de estas épocas especiales».
Uno de los descubrimientos más espectaculares de la sonda Cassini fue un misterioso y enorme «surtidor» de vapor de agua y partículas de hielo cerca del polo sur de Encélado, de 500 kilómetros de diámetro y «puesta en el cielo» por primera vez por el astrónomo alemán William Herschel en 1789. Los datos enviados por la nave de la NASA a su paso por Saturno en el año 2005 permitían suponer la existencia de agua en estado líquido a poca profundidad bajo la superficie helada del satélite, una suposición que se confirmó tres años después en un informe publicado en la revista Nature. Según los científicos del Jet Propulsion Laboratory (JPL) de la NASA, bajo la superficie hay una gran cantidad de agua, más del doble de lo que se pensaba, lo que impulsa a los surtidores a velocidades supersónicas a través de las grietas, como si fueran mangueras.
No eternamenteEl pasado año, en la misma revista, los mismos científicos, Juergen Schmidt, de la universidad alemana de Potsdam, y Nikolai Brilliantov, de la universidad británica de Leicester, confirmaban la presencia de un océano salado en el polo sur del satélite gracias al Analizador de Polvo Cósmico de la Cassini.
La última investigación cree que el modelo episódico de la actividad de Encélado podría explicar muchas de las características de la luna. Por ejemplo, el motivo por el que las diferentes zonas del planeta parecen tener una edad distinta. El polo sur aparenta menos de 100 millones de años, mientras que el norte lleno de cráteres asemeja 4,2 miles de millones y el ecuador podría encontrarse entre los 170 milones y los 3,7 miles de millones de años. Los cálculos científicos también dicen que parece imposible que Encélado libere calor y gas a este ritmo eternamente. Nada explica la liberación de tanta energía.
Según el nuevo estudio, la agitación de la luna de Saturno dura alrededor de 10 millones de años, mientras que los períodos de tranquilidad, cuando la superficie helada permanece inalterada, se mantienen entre 100 millones y 2.000 millones de años. El modelo también sugiere que los periodos de actividad han ocurrido sólo de 1% a un 10% en el tiempo en el que Enceladus ha existido, un movimiento que ha podido renovar hasta el 40% de la superficie del satélite.
«Parece que Cassini ha pillado a Encelado en medio de un eructo», afirma con una gran capacidad descriptiva Francis Nimmo, científico planetario de la Universidad de California en Santa Cruz y uno de los responsables de la investigación. «Estos períodos tumultuosos son raros y la sonda ha tenido la suerte de mirar a la luna durante una de estas épocas especiales».
Uno de los descubrimientos más espectaculares de la sonda Cassini fue un misterioso y enorme «surtidor» de vapor de agua y partículas de hielo cerca del polo sur de Encélado, de 500 kilómetros de diámetro y «puesta en el cielo» por primera vez por el astrónomo alemán William Herschel en 1789. Los datos enviados por la nave de la NASA a su paso por Saturno en el año 2005 permitían suponer la existencia de agua en estado líquido a poca profundidad bajo la superficie helada del satélite, una suposición que se confirmó tres años después en un informe publicado en la revista Nature. Según los científicos del Jet Propulsion Laboratory (JPL) de la NASA, bajo la superficie hay una gran cantidad de agua, más del doble de lo que se pensaba, lo que impulsa a los surtidores a velocidades supersónicas a través de las grietas, como si fueran mangueras.
No eternamenteEl pasado año, en la misma revista, los mismos científicos, Juergen Schmidt, de la universidad alemana de Potsdam, y Nikolai Brilliantov, de la universidad británica de Leicester, confirmaban la presencia de un océano salado en el polo sur del satélite gracias al Analizador de Polvo Cósmico de la Cassini.
La última investigación cree que el modelo episódico de la actividad de Encélado podría explicar muchas de las características de la luna. Por ejemplo, el motivo por el que las diferentes zonas del planeta parecen tener una edad distinta. El polo sur aparenta menos de 100 millones de años, mientras que el norte lleno de cráteres asemeja 4,2 miles de millones y el ecuador podría encontrarse entre los 170 milones y los 3,7 miles de millones de años. Los cálculos científicos también dicen que parece imposible que Encélado libere calor y gas a este ritmo eternamente. Nada explica la liberación de tanta energía.
Según el nuevo estudio, la agitación de la luna de Saturno dura alrededor de 10 millones de años, mientras que los períodos de tranquilidad, cuando la superficie helada permanece inalterada, se mantienen entre 100 millones y 2.000 millones de años. El modelo también sugiere que los periodos de actividad han ocurrido sólo de 1% a un 10% en el tiempo en el que Enceladus ha existido, un movimiento que ha podido renovar hasta el 40% de la superficie del satélite.
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