Estar de mal humor y ser un gruñón son buenos síntomas y hacen pensar con más claridad, según un estudio australiano publicado en «Science», que investiga las emociones. Así, indica que en contraste con las personas que parecen siempre felices, las de ánimo miserable son mejores a la hora de tomar decisiones y son menos crédulas.
«Mientras la jovialidad fomenta la creatividad, la melancolía facilita la atención y el pensamiento reflexivo», el investigador y psicólogo de la Universidad de Nueva Gales del Sur, que ha dirigido el estudio, Joe Forgas.
En este sentido, el experto afirma que una persona irritable puede lidiar con situaciones más demandantes que un individuo feliz, por la forma en la que el cerebro «promueve estrategias de procesamiento de información».
Para llegar a estas conclusiones, el científico le pidió a un grupo de voluntarios que mirasen diferentes películas y pensasen en eventos positivos o negativos de sus vidas, con el fin de ponerlos de buen o mal humor. Posteriormente, les pidió una serie de ejercicios, como juzgar la veracidad de los mitos urbanos y dar detalles con testigos oculares de un hecho.
Los malhumorados superaron a los joviales, ya que cometieron menos errores y fueron mejores comunicadores, explica la BBC.
En el estudio los malhumorados cometieron menos errores que los joviales.
«Mientras que el humor positivo parece promover la creatividad, la flexibilidad y la cooperación, el malhumor activa una forma de pensar más atenta y cuidadosa, haciendo que la persona preste más atención al mundo externo», añadió Forgas.
El estudio también concluye que los individuos tristes son mejores exponiendo sus ideas a través de argumentos escritos. A juicio del psicólogo, esta situación muestra que «un humor moderadamente negativo puede en realidad promover un estilo de comunicación más concreto, más armonioso y, en definitiva, más exitoso».
Finalmente, el anterior trabajo de Forgas apuntaba a que el clima tiene un efecto similar sobre el ser humano: un día húmedo y gris agudiza la memoria, mientras que uno soleado vuelve a las personas más olvidadizas.
«Mientras la jovialidad fomenta la creatividad, la melancolía facilita la atención y el pensamiento reflexivo», el investigador y psicólogo de la Universidad de Nueva Gales del Sur, que ha dirigido el estudio, Joe Forgas.
En este sentido, el experto afirma que una persona irritable puede lidiar con situaciones más demandantes que un individuo feliz, por la forma en la que el cerebro «promueve estrategias de procesamiento de información».
Para llegar a estas conclusiones, el científico le pidió a un grupo de voluntarios que mirasen diferentes películas y pensasen en eventos positivos o negativos de sus vidas, con el fin de ponerlos de buen o mal humor. Posteriormente, les pidió una serie de ejercicios, como juzgar la veracidad de los mitos urbanos y dar detalles con testigos oculares de un hecho.
Los malhumorados superaron a los joviales, ya que cometieron menos errores y fueron mejores comunicadores, explica la BBC.
En el estudio los malhumorados cometieron menos errores que los joviales.
«Mientras que el humor positivo parece promover la creatividad, la flexibilidad y la cooperación, el malhumor activa una forma de pensar más atenta y cuidadosa, haciendo que la persona preste más atención al mundo externo», añadió Forgas.
El estudio también concluye que los individuos tristes son mejores exponiendo sus ideas a través de argumentos escritos. A juicio del psicólogo, esta situación muestra que «un humor moderadamente negativo puede en realidad promover un estilo de comunicación más concreto, más armonioso y, en definitiva, más exitoso».
Finalmente, el anterior trabajo de Forgas apuntaba a que el clima tiene un efecto similar sobre el ser humano: un día húmedo y gris agudiza la memoria, mientras que uno soleado vuelve a las personas más olvidadizas.
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