Un científico italiano ha reproducido con éxito la Sábana Santa de Turín y afirma que no era necesario el hijo de Dios o un milagro para hacerlo.
Su experimentos demuestran que las pruebas de carbono 14 son correctas y que la Sábana Santa es una falsificación medieval que data del siglo XIV. Muchas personas se niegan a creer tal afirmación ya que sólo la energía extrema podría haber creado esa imagen, es decir, solo el Todopoderoso podría hacerlo y no falsificadores medievales.
Pues bien, el químico orgánico Luigi Garlaschelli de la Universidad de Pavía, logró recrear todo el asunto utilizando unos pocos productos químicos baratos y un horno. Puso una sábana de lino plana sobre un voluntario que no había sido crucificado y después la froto con un pigmento que contienen restos de ácido, mientras que para el rostro se utilizó una máscara. El pigmento fue envejecido artificialmente por el calentamiento de la tela en un horno y lavadora, un proceso que elimina la superficie, pero dejó una difusa imagen de medio tono similar a la de la Sábana Santa, junto con que al final uso manchas de sangre, agujeros de quemadura y manchas de agua para lograr el efecto final.
Claro que al final hay que señalar dos cosas, la Iglesia Católica no reclama la Sábana Santa sea auténtica y el trabajo del italiano fue financiado por la asociación italiana de los ateos y los agnósticos, por lo tanto saca tus propias conclusiones.
Su experimentos demuestran que las pruebas de carbono 14 son correctas y que la Sábana Santa es una falsificación medieval que data del siglo XIV. Muchas personas se niegan a creer tal afirmación ya que sólo la energía extrema podría haber creado esa imagen, es decir, solo el Todopoderoso podría hacerlo y no falsificadores medievales.
Pues bien, el químico orgánico Luigi Garlaschelli de la Universidad de Pavía, logró recrear todo el asunto utilizando unos pocos productos químicos baratos y un horno. Puso una sábana de lino plana sobre un voluntario que no había sido crucificado y después la froto con un pigmento que contienen restos de ácido, mientras que para el rostro se utilizó una máscara. El pigmento fue envejecido artificialmente por el calentamiento de la tela en un horno y lavadora, un proceso que elimina la superficie, pero dejó una difusa imagen de medio tono similar a la de la Sábana Santa, junto con que al final uso manchas de sangre, agujeros de quemadura y manchas de agua para lograr el efecto final.
Claro que al final hay que señalar dos cosas, la Iglesia Católica no reclama la Sábana Santa sea auténtica y el trabajo del italiano fue financiado por la asociación italiana de los ateos y los agnósticos, por lo tanto saca tus propias conclusiones.
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