Aunque muchos apuntan al uso indicriminado de productos químicos en la agricultura, al cambio climático o a la acumulación de sustancias químicas en las propias colmenas lo cierto es que nadie puede asegurar a ciencia cierta por qué se está produciendo este fenómeno.
Aunque las pérdidas económicas que supondría su extinción son muy elevadas, su principal valor reside en su papel en el equilibrio de los ecosistemas. Gracias al fenómeno conocido como polinización, por el que se encargan de fecundar numerosas especies vegetales con el polen que queda “atrapado” en sus peludas patas, podemos disfrutar hoy de gran variedad de frutas y verduras, ya que en los cultivos, la polinización de las abejas constituye entre el 30 y 50% del aumento de la cosecha.
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