Investigadores del Instituto de Investigación del Centro de Salud de la Universidad McGill en Quebec (Canadá) desvelan esta semana en la edición digital de la revista 'Nature' los cambios que desarrolla el organismo humano para evitar la deshidratación durante el sueño nocturno.
La cantidad de agua que retiene el organismo está controlada por la vasopresina, una hormona liberada por las células neurosecretoras de un área del cerebro llamada hipotálamo. Estas células están activadas por las células osmosensoriales, que siguen la concentración de agua en la sangre.
El hipotálamo también contiene células que forman el núcleo supraquiasmático, que se cree contiene un reloj corporal central.
Diariamente, los cambios rítmicos en la actividad de las células en este núcleo influyen en todos los ritmos diarios del organismos, desde el momento en el que se siente hambre hasta cuando se siente somnolencia.
Los científicos, dirigidos por EricTrudel y Charles Bourque, estudiaron la conexión entre estos tres grupos de células.
Descubrieron que por la noche, se vuelve más fuerte la conexión entre las células osmosensoriales sensibles al agua y las células neurosecretoras que liberan vasopresina. En este momento de la noche también se reduce la actividad en el núcleo supraquiasmático.
Los investigadores aumentaron de forma artificial la activación de las células del núcleo supraquiasmático y descubrieron que la conexión entre las células osmosensoriales y neurosecretoras se debilitaba.
Estos resultados sugieren que esa activación del núcleo supraquiasmático debilita la conexión entre las células osmosensoriales y neurosecretoras, actuando como un 'freno'.
Durante el día, el organismo puede remediar las bajas concentraciones de agua bebiendo un poco. Sin embargo, cuando se duerme durante la noche, la actividad en el núcleo supraquiasmático se reduce, liberando el 'freno', y permitiendo más retención de agua.
La cantidad de agua que retiene el organismo está controlada por la vasopresina, una hormona liberada por las células neurosecretoras de un área del cerebro llamada hipotálamo. Estas células están activadas por las células osmosensoriales, que siguen la concentración de agua en la sangre.
El hipotálamo también contiene células que forman el núcleo supraquiasmático, que se cree contiene un reloj corporal central.
Diariamente, los cambios rítmicos en la actividad de las células en este núcleo influyen en todos los ritmos diarios del organismos, desde el momento en el que se siente hambre hasta cuando se siente somnolencia.
Los científicos, dirigidos por EricTrudel y Charles Bourque, estudiaron la conexión entre estos tres grupos de células.
Descubrieron que por la noche, se vuelve más fuerte la conexión entre las células osmosensoriales sensibles al agua y las células neurosecretoras que liberan vasopresina. En este momento de la noche también se reduce la actividad en el núcleo supraquiasmático.
Los investigadores aumentaron de forma artificial la activación de las células del núcleo supraquiasmático y descubrieron que la conexión entre las células osmosensoriales y neurosecretoras se debilitaba.
Estos resultados sugieren que esa activación del núcleo supraquiasmático debilita la conexión entre las células osmosensoriales y neurosecretoras, actuando como un 'freno'.
Durante el día, el organismo puede remediar las bajas concentraciones de agua bebiendo un poco. Sin embargo, cuando se duerme durante la noche, la actividad en el núcleo supraquiasmático se reduce, liberando el 'freno', y permitiendo más retención de agua.
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