sábado, 4 de mayo de 2013

Un extraño sistema solar



Si tiramos de los últimos 20 años de investigación, desde el descubrimiento de los primeros planetas situados fuera del sistema solar, podríamos llegar a la conclusión de que nuestro sistema solar, la Tierra y el resto de los planetas que en el habitan, serian una rareza en el zoológico planetario de nuestra galaxia.

Los sistemas más comunes parecen alojar uno o más planetas igual o mayores que nuestro mundo, todos orbitando mucho más cerca de sus estrellas que la distancia que nos separa del Sol, al menos así lo señala el astrónomo Andrew Howard, de la Universidad de Hawaii.

Los grandes planetas del tamaño de Júpiter son mucho menos comunes que los mundos que van del tamaño de la Tierra hasta a Neptuno y ninguno de ellos se encuentra en nuestro sistema solar.

Este análisis se basa en los cerca de 900 planetas extrasolares encontrados hasta el momento, además de unos cuantos miles de otros mundos candidatos que aún se están investigando.

La lista, que crece casi a diario, incluye planetas de todos los tamaños y órbitas, incluyendo un puñado situados en las llamadas “zonas habitables” donde las temperaturas en su superficie serían adecuadas para la presencia de agua líquida. Se cree que el agua, o por lo menos algún otro tipo de solvente, es necesaria para la vida.

En una investigación relacionada, Sara Seager, astrofísica del Instituto de Tecnología de Massachusetts señala que con una colección tan diversa de los exoplanetas encontrados hasta el momento, el pensamiento científico sobre las zonas habitables puede ser demasiado estrecho de miras.

En última instancia, los científicos lo que desean es buscar las firmas químicas reveladoras de nos muestren que sus atmósferas poseen oxigeno y otros signos de vida.

“No sabemos exactamente qué buscar, pero nuestros instrumentos son precisos y pueden buscar gases que no deberían estar presentes”, comento Seager.

Sin embargo, los mundos con potencial para albergar vida no tendrían que poseer necesariamente las mismas características que nuestra Tierra, ni la composición atmosférica ni sus presiones, podrían estar mucho más lejos de su sol, tan lejos como, por ejemplo, Júpiter.

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