domingo, 8 de abril de 2012

10 años para cambiar al mundo… o morir

A la humanidad tan sólo le quedan diez años para evitar un desastre ambiental mundial, lo que acarreara una serie de consecuencias irreversibles, según se afirma en la declaración del “Estado del planeta”, dedicado a la próxima cumbre de la ONU que tratara el tema del desarrollo sostenible.

Si no conseguimos realizar grandes cambios, lo más probable es que seamos testigos de una serie de catástrofes en los ecosistemas que sustentan la vida en el planeta, como los océanos y la superficie terrestre, son las conclusiones que se han obtenido tras una importante reunión para salvaguardar el futuro del planeta.

“Las investigaciones demuestran que la continuidad del funcionamiento de los ecosistemas terrestres, que hasta ahora han permitido el bienestar de la civilización humana en los últimos siglos, se encuentran en grave peligro”, dijeron algunos de los documentalistas más importantes del mundo del cambio ambiental global en la primera declaración del “Estado del planeta”.

“Hemos sido mucho mejores en documentar el problema y comprendiendo los procesos que han llevado hasta la situación actual que comprometiéndonos en la aplicación de las soluciones”, dijo Mark Stafford Smith, director científico del equipo Climate Adaptation Flagship de la Commonwealth Scientific and Industrial Research Organisation, una agencia científica nacional de Australia.

Rockström Johan, director ejecutivo del Instituto Ambiental de Estocolmo, en Suecia, dijo que era “absolutamente escandaloso” que los científicos no tengan respuestas a preguntas como “¿Cuánta biodiversidad es necesaria para mantener nuestra economía?”.

En una conferencia de prensa: “Muchos científicos estamos todavía profundamente frustrados porque no sabemos con certeza si nos estamos dirigiendo a un aumento de dos o seis grados de temperatura, algo que no resulta satisfactorio para aquellas personas que han de tomar importantes decisiones”.

En primer lugar, tras una década de investigación estamos llegando al consenso de que vivimos una nueva época, el Antropoceno, en la que los seres humanos están dominando los procesos a escala planetaria.

En segundo lugar, la ciencia ha revelado que muchos de los procesos planetarios están interconectados, como son, cada vez más, la sociedad y la economía. Esta interconexión no solo puede conferir estabilidad y acelerar la innovación, sino que también nos hace vulnerables a bruscas crisis medioambientales.

Un Tercer estudio social ha demostrado que en nuestras actuales formas de gobierno, el cambio ambiental global no es tratado eficazmente para frenar los serios problemas como son el cambio climático y la pérdida de biodiversidad. Muchos investigadores concluyen que también son necesarias asociaciones locales, nacionales y regionales como una póliza de seguro contra los fallos los gobiernos a nivel mundial.

En este sentido, los autores de la declaración, se reunieron la semana pasada en una conferencia científica en Londres e instaron a las Naciones Unidas a prestar más atención al medio ambiente, así como establecer un Consejo para el Desarrollo Sostenible, además de coordinar las políticas sociales, económicas y ambientales a nivel mundial.

Para cambiar la situación, tenemos que cambiar los valores, creencias y objetivos. Este deseo es probable que requiera reformas radicales y de largo alcance, según esta declaración.

El informe es compatible con algunas de las ideas que se promueven para su inclusión en el acuerdo de Río +20, que se ultimará en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo Sostenible (los días 20 al 22 de Junio) en Brasil.

Estos incluyen: la necesidad de realizar cálculos más allá del PIB (Producto Interior Bruto), teniendo también en cuenta el valor del Capital Biológico para poder analizar los progresos. EL desarrollo de un marco para conseguir unos objetivos de sostenibilidad global. La creación de un Consejo de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas para integrar políticas sociales, económicas y ambientales a nivel mundial así como la realización de análisis periódicos que analicen la sostenibilidad a nivel mundial.

Un resultado clave de la reunión fue el acuerdo sobre la necesidad de impulsar un plan para reorientar la ciencia del cambio global, la llamada “Future Earth”, que pretende reunir una amplia variedad de disciplinas para responder a las preguntas que las sociedades necesitan para hacer frente a los cambios.

Irina Bokova, directora general de la UNESCO, que asistió a la jornada final, alabó la iniciativa de “Future Earth” por ser “no tiene precedentes por su creatividad”.

Liz Thompson, coordinador ejecutivo de la Cumbre de Río +20, comento en la reunión que muchos de los mensajes de la comunidad científica, que ha estado presionando desde hace algún tiempo sobre el acuerdo Río +20, ya aparecen en el ‘borrador cero’ del documento final de Río +20, y que esta declaración servirá para “aumentar la presión sobre los políticos para que actúen en consecuencia”.

El secretario general de la ONU, Ban Ki-Moon, comento en un discurso que realizara las recomendaciones propuestas por su grupo científico de alto nivel y que nombrará a un asesor científico.

La Co-presidente de la reunión, Lidia Brito, directora de la política científica y de desarrollo de ciencias naturales en la UNESCO, dijo: “Tenemos un mensaje positivo: un fuerte liderazgo en todos los sectores y el aprovechamiento de la creciente conectividad, ofrecen la esperanza de que el riesgo de crisis a largo plazo en el medio ambiente pueda reducirse al mínimo”.

Sin embargo, algunos delegados dijeron que mientras que la conferencia obtuvo un gran éxito atrayendo a científicos naturales y sociales, no consiguió el interés de políticos y representantes del mundo empresarial. Nigel Cameron, presidente del Centro con sede en EE.UU. para la Política de Tecnologías Emergentes, dijo en la reunión que no vio “alrededor de la mesa…” a los capitalistas de riesgo o a los jefes de investigación y desarrollo de la industria.

Mientras otros comentaron que los científicos podrían estar sobrestimando la influencia que podrían tener. Carlos Nobre, del Ministerio Brasileño para la Ciencia, la Tecnología y la Innovación, habló de “la cruda realidad es el poder político de la anti-ciencia… no importa que nos convirtamos en magníficos comunicadores, tenemos que reconocer que son muy eficaces bloqueando cualquier tipo de acción”.

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